En primavera, flores, alergias y soluciones
La primavera la sangre altera, según el dicho, y no es lo único. Con la llegada de esta estación afloran también las alergias, fruto del polen en el ambiente. Y es que se trata de la época del año en la que las plantas lo producen y lo esparcen a la atmósfera.
Las alergias, también llamadas reacciones de hipersensibilidad, son respuestas exageradas del sistema inmunológico (las defensas de nuestro organismo) al entrar en contacto con determinadas sustancias, llamadas alérgenos.
El alérgico tiene una predisposición a reaccionar de forma diferente a los no alérgicos ante el polen. En el organismo, además de los anticuerpos que lo defienden de las infecciones, existen otro tipo de defensas, como los anticuerpos IgE, que habitualmente están aumentados en los alérgicos y que son los responsables de los síntomas alérgicos. Cuando ingresan en el organismo las sustancias a las que el paciente es alérgico, estas se ponen en contacto con los anticuerpos de la alergia, lo que produce la reacción alérgica, también llamada reacción antígeno-anticuerpo.
La alergia está acompañada de una serie de incómodos síntomas. Es frecuente que se detecte picor en la nariz o en los ojos, moqueo con congestión nasal, tos en golpes o tras haber realizado un esfuerzo, estornudos, pitos al respirar, cansancio tras llevar a cabo ejercicios moderados, ahogo, enrojecimiento, lagrimeo o molestias a la luz.
Para intentar evitar los efectos del polen o al menos paliarlos para que sean mínimos, la persona alérgica puede tomar una serie de precauciones generales:
– Debe conocer las plantas o árboles que le afectan y sus épocas de polinización.
– Evitar los ambientes contaminados y protegerse de las infecciones respiratorias que pueden provocar una crisis.
– Seguir siempre los tratamientos prescritos por el médico y acudir a los controles rutinarios en su centro de salud.
– Evitar, dentro de lo posible, el desarrollo de actividades en el exterior como las salidas al campo, parques, jardines así como deporte al aire libre, especialmente los días de viento.
– No fumar ni frecuentar los ambientes cerrados y cargados de humo y que conozcan los índices de polinización consultando periódicamente los puntos de información.
– Mantener las ventanas cerradas por la noche para prevenir la entrada de polen.
– Utilizar gafas de sol para salir a la calle.
– Viajar en coche con las ventanas subidas.
– Permanecer alerta ante cualquier indicio de agravamiento de los síntomas y acudir al médico en caso de empeoramiento.
Fuentes: Servicio Andaluz de Salud de la Junta de Andalucía, DMedicina.com.
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