Comer bien para dormir mejor
Una de cada cinco personas en España no disfruta de un sueño reparador. Bien porque padecen insomnio, porque no duermen bien, o porque no duermen lo suficiente. Aunque existen varias causas que pueden provocar alteraciones del sueño, la dieta es un factor que tiene mucha influencia sobre la calidad de éste. La composición de algunos alimentos y unos hábitos dietéticos inadecuados son la causa de muchos trastornos del sueño.
Hábitos alimentarios y estilo de vida:
El estilo de vida, los hábitos alimentarios o el tipo de comida pueden ser el origen de estos problemas. El estrés y la ansiedad alteran el ritmo circadiano (ciclo horario por el que el organismo regula el sueño y la vigilia). Habitualmente comemos cualquier cosa, a cualquier hora, consumimos comida precocinada, o comida rápida. El desajuste de horarios y el desorden de la dieta deterioran la salud y afectan directamente al sueño.
Debemos evitar:
Las cenas abundantes y ricas en proteínas (carnes, huevos, pescados) y en grasas (embutidos, quesos, salsas o frituras) causan un aumento de la acidez de estómago. Las proteínas reducen la serotonina en el cerebro y aumentan la producción de adrenalina, lo que nos deja alerta. También los platos con muchas especias aumentan la temperatura corporal y hacen más difícil conciliar el sueño. Por último, los alimentos excitantes como el café, té o el chocolate, generan una sensación de euforia en el organismo y estimulan las conexiones nerviosas por lo que no son recomendables antes de dormir.
Para alimentar el sueño:
Hay alimentos que afectan el sistema nervioso y tienen una acción directa sobre el sueño. El triptófano es un aminoácido necesario para la formación de serotonina, un neurotransmisor que participa en el ciclo del sueño. Se puede encontrar en alimentos como la leche, el plátano, la carne o el pescado. Los carbohidratos (pan, arroz, pasta y patatas) estimulan la insulina, que aumenta la activación de la serotonina. Las vitaminas B1 y B6 tienen un papel importante en el funcionamiento del sistema nervioso. Si consumimos azúcares y dulces, reducimos la acción de la vitamina B1, por lo que conviene evitarlos antes de dormir. Y por último, el calcio y el magnesio permiten las conexiones nerviosas, con su aporte dietético se duerme mejor y se descansa más.
Fuente: Eroski Consumer, Comer bien para dormir mejor, Bienestar Dieta y Sueño nº 20.
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Marta Gámez
Directora Técnica de Grupo NC Salud