Your browser (Internet Explorer 6) is out of date. It has known security flaws and may not display all features of this and other websites. Learn how to update your browser.
X
Post

Cómo prevenir los ataques de hambre

Los ataques de hambre son frecuentes y se pueden producir por causas diversas. Ante ellos, hay consejos que podemos seguir para no caer en los atracones.

Lo primero que debemos saber es si llevamos unos hábitos alimenticios y horarios regulares de comidas en nuestra dieta, siendo importante plantearse realizar entre 4 y 6 comidas diarias cumpliendo con ellas, más o menos siempre, a las mismas horas del día y no dejando pasar entre estas comidas más de 3 ó 4 horas con el estómago vacío.

La tentación de picar entre horas siempre es grande, además, es en esos espacios entre las comidas principales en los que el hambre ataca con más fuerza. Es entonces cuando debemos prestar más atención a lo que “picamos” y debemos tratar de rechazar las opciones más calóricas.

Debemos programar las comidas de la siguiente forma: desayuno completo, comida y cena con  una media mañana y una merienda que complementen las 3 comidas principales.

Podemos destacar también en estos casos que cuando la persona está llevando una dieta programada por su nutricionista, tal vez esta sea algo menos calórica de lo deseado y rápidamente, después de una comida, vuelva a aparecer la inmediata sensación de apetito. Para que esto no ocurra es muy importante comer despacio y masticando bien, dedicando al menos 20 minutos a tal acción. Esto se debe a que a los 20 minutos, aproximadamente, de haber empezado a comer, el cerebro recibe señales de saciedad procedentes de nuestro sistema digestivo, que le indican que hay que dejar de comer porque ya ha recibido alimentos suficiente.

Te dejamos algunas opciones para los ataques de hambre:

– Fruta (La manzana es una buena opción, al igual que el kiwi, por ejemplo. El plátano es una de las frutas más calóricas, por lo que es mejor evitarla entre horas).

– El yogur natural bajo en azúcar.

– Un té, una tila, una manzanilla…

– Queso fresco bajo en calorías con un poco de pan integral.

– Frutos secos crudos (no pueden ser fritos).

 

NC en Google+

Marta Gámez

Directora Técnica de Grupo NC Salud