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Leer las etiquetas para prevenir la Obesidad

Las personas que leen las etiquetas nutricionales pueden pesar hasta 4 kg menos que las que no lo hacen. Un estudio realizado por la Universidad de Santiago de Compostela (con datos estadounidenses) ha concluido que leer la información nutricional de las etiquetas de los alimentos puede tener un impacto en la masa corporal y el peso del consumidor.

La lectura de las etiquetas de productos de alimentación tiene relación con la prevención de la obesidad, sobre todo si hablamos del público femenino. La gran mayoría de las mujeres (74%) lee la información de las etiquetas y esto tiene un gran impacto en su índice de masa corporal (1,48) y puede suponer hasta 3,91kg menos que las que no consideran esta información a la hora de hacer la compra. Sin embargo, entre los hombres ese impacto no es tan fuerte. Más de la mitad de ellos (58%) leen habitualmente la información nutricional de los productos, pero ello supone una reducción en su peso y masa corporal mucho menor (0,12 puntos).

Se encontraron importantes diferencias entre los consumidores que leen las etiquetas y aquellos que no lo hacen.

La población fumadora examina mucho menos esta información. Según los investigadores, el estilo de vida de los fumadores contiene ciertos hábitos poco saludables y, como consecuencia, puede que no se preocupen tanto del contenido nutricional de lo que comen.

Además, las personas que viven en la ciudad son las que más tienen en cuenta el etiquetado nutricional, así como las personas con estudios de enseñanza media y universitaria.

Fuente: El mundo.es

El Consejo NC:

Las etiquetas pueden ayudarnos a mejorar la calidad de la dieta, pero hay que saber en qué fijarse. En primer lugar, debemos saber cuál es el tamaño de una porción del alimento, para poder controlar la cantidad que debemos comer.

En segundo lugar, nos fijaremos en el aporte calórico de la porción y de qué derivan estas calorías (qué porcentaje corresponde a las grasas, a los azúcares, etc.). Es importante mirar el tipo de grasa, lo ideal es que sean poli o monoinsaturadas.

Por último, ya que normalmente nuestra dieta no alcanza las cantidades diarias recomendadas de fibra, es importante consumir alimentos ricos en esta. Se consideran “ricos en fibra” los alimentos que contengan al menos 6g de fibra por cada 100g de producto.

Además de conocer estos valores, hay que saber qué cantidad necesitamos de cada nutriente (también según la edad, sexo, lactancia, embarazo, etc.). En la mayoría de las etiquetas hay información sobre el porcentaje de la CDR (cantidad diaria recomendada) que cubre el producto.

 

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Marta Gámez

Directora Técnica de Grupo NC Salud